**literatura de vanguardia**

La literatura de vanguardia es aquel corpus de textos surgidos bajo las premisas que el movimiento vanguardista ostentó en las primeras décadas del siglo XX. Básicamente, los criterios por los que se guiaron las vanguardias implicaban un rechazo a las normas estéticas establecidas mientras que propugnaban por la experimentación y la búsqueda de que el arte refleje los cambios que se vislumbraban tanto en lo social como en lo específicamente cultural. Desde esta perspectiva, es correcto afirmar que los rasgos fundamentales de estas literaturas eran tener un carácter de gran innovación y orientarse a tópicos que no solo no eran tradicionalmente considerados como estéticos, sino que rayaban lo decadente.
Esta obsesión con tópicos poco desarrollados en el pasado puede explicarse si se observa el contexto en los que surgieron estas expresiones literarias. Durante las primeras décadas del siglo XX el mundo sufrió uno de los procesos de cambio más vertiginosos de la historia. En primer lugar, ya se vivía un clima de cierta convulsión como consecuencia de la herencia de la revolución industrial. En segundo lugar, se producen sucesos que afectaron a todo el mundo tanto desde lo político como desde lo social. La primera guerra mundial, la revolución rusa, la crisis económica de los años 30, fueron hechos extremadamente difíciles de afrontar y con enormes implicancias.
Las experiencias más relevantes de la literatura vanguardista son: el surrealismo, que imbuido de los aportes de Freud buscaba plasmar los ecos del inconsciente mediante la palabra haciendo uso de una escritura automática; el expresionismo, que buscaba expresar la emotividad interior por sobre una descripción imparcial del exterior; y finalmente, el ultraísmo, que fue una reacción al modernismo y que intentaba revitalizar el papel de la metáfora y eliminar las rimas.
Más allá de haber escrito un capítulo en la historia de la literatura, lo cierto es que ninguno de estos movimientos pudo superar lo coyuntural y proyectarse en el tiempo, aunque es innegable su influencia.

Las Literaturas de Vanguardia surgen como una manifestación del rompimiento de cánones culturales establecidos con anterioridad.

Florecieron después de la Primera Guerra Mundial (1914-1918) y fueron sucediéndose hasta el desencadenamiento del segundo conflicto bélico en 1939.



Un rasgo común a los vanguardismos es la citada interrelación de artes plásticas, música, cine y creación literaria. Un ejemplo de esta interacción lo ofrece el Surrealismo, cuya producción abarca la lírica y la narrativa, la pintura, el cine, etc. Otro ejemplo significativo lo ofrece el Cubismo: los pintores Picasso, Braque, J. Gris, Metzinger conviven con poetas como Apollinaire, Cocteau, Salmon, Max Jacob y Reverdy, lo que explica el influjo de éstos sobre la estética cubista y las analogías entre ciertos poemas y ciertos cuadros de la mencionada estética. En cuanto a los géneros literarios, aunque la poesía es la más intensamente cultivada y donde se advierte una renovación mas llamativa, sin embargo, como se ha indicado a propósito del Surrealismo, también hay una notable creación teatral y narrativa.



Por lo que respecta al Vanguardismo español e hispanoamericano, los movimientos europeos que mayor incidencia han podido tener en él son el Surrealismo (cuya creación en España ha sido de una gran calidad y originalidad), el Expresionismo y, en menor mecida, el Futurismo y el Dadaísmo. Una característica de la literatura española en este período de los años veinte es, precisamente, su apertura al mundo exterior a través de la vanguardia europea. Se ha apuntado que por primera vez desde el siglo XVIII España participa con voz propia en las corrientes intelectuales europeas a partir del Ultraísmo, <<movimiento en el que se juntaron el Dadaísmo, Futurismo y Cubismo literario o Creacionismo>>.


En el Vanguardismo aparecen los siguientes rasgos comunes:


a)     Búsqueda de un arte autónomo y cerrado en sí mismo por el que se crea un mundo de ficción poblado de ultraobjetos (Ulltraísmo y Creacionismo).


b)     Eliminación de la anécdota y la narración, de lo didáctico, confesional y sentimental.


c)      Ruptura de las relaciones de causalidad y del concepto tradicional de espacio y tiempo, con lo que surgen en estos poemas mundos fantásticos y caóticos con imágenes fragmentarias, sorprendentes, contradictorias y absurdas.


d)     El instrumento creador de estos mundos autónomos es la fantasía a través de la palabra, a la que se concede un valor mágico y demiúrgico que transforma los objetos en ideas y esencias (poesía pura) y que evoca contenidos misteriosos a través de la sugestión fónica del lenguaje poético.


e)     Culto a la imagen creada y a la metáfora insólita.


f)        Desdén por el arte del pasado.


g)     Actitud lúdica, agudeza y humor, concepción de un arte intrascendente.


h)      Admiración por la técnica, el progreso y los descubrimientos científicos (Futurismo), cosmopolitismo y fraternidad universal.


i)        En cuanto a los géneros cultivados, la poesía lírica es predominante; también se crea una prosa vanguardista en narrativa.
**Antecedentes del parsianismo y simbolismo**
=parsianismo=
El parnasianismo es un movimiento literario francés de la segunda mitad del
siglo XIX (ca. 1860) creado como reacción contra el Romanticismo de Víctor
Hugo, el subjetivismo y el socialismo artístico. Los fundadores de este
movimiento fueron Théophile Gautier (1811-1872) y Leconte de Lisle (1818-
1894). La palabra es de origen griego y hace referencia a la cima del monte
Olimpo donde estaban las musas inspiradoras, que eran diosas menores.


Con respecto al parnasianismo francés se formó en el año 1866 con motivo de
la publicación de tres antologías poéticas tituladas: "El Parnaso
contemporáneo". Figuraban allí poemas de Théfilo Gautier, Leconte de Lisle,
Teodoro Beauville, Sully Prudhome, Catule Mendés, a los que se les
agregaban nombres de otros poetas que la historia del arte no clasificaría
como parnasianos, entre ellos se encontraba Charles Baudelaire.


El Parnasianismo surge como una antítesis del romanticismo y esta oposición
tiene como causa lo que los parnasianos consideraban sus "excesos"; exceso
de subjetivismo, hipertrofia del yo (crecimiento excesivo y anormal),
exceso de sentimiento. De allí que los parnasianos preconizaran una poesía
despersonalizada, alejada de los propios sentimientos y con temas que
tuvieran que ver con el arte, temas de por si sugerentes, bellos, exóticos,
con una marcada preferencia por la antigüedad clásica, especialmente la
griega, y por el lejano Oriente.


En lo referido al estilo, los parnasianos cuidaban mucho la forma.
Continente y contenido debían marchar de acuerdo. De esta manera, si los
románticos demostraron una preocupación por los sentimientos, los
parnasianos lo hicieron por la belleza.


El lema del parnasianismo era: "el arte por el arte", arte visto como forma
y no como contenido. Arte que no estuviese comprometido con la realidad
social.


Las características del parnasianismo son muchas. Entre ellas podemos
encontrar que representa una reacción contra el subjetivismo poético y un
desprecio contra la emoción poética. El escritor parnasianista busca la
perfección mediante una poesía descriptiva.


El Parnasianismo francés, tuvo una influencia decisiva en la corriente
literaria latinoamericana, el Modernismo. Siendo su principal exponente el
poeta nicaragüense Rubén Darío.
=simbolismo=
El Simbolismo fue uno de los movimientos artísticos más importantes de
finales del siglo XIX. En Un manifeste littéraire ("Un manifiesto
literario"), publicado en 1886, Jean Moréas definió este nuevo estilo:
"Enemigo de la enseñanza, la declamación, la falsa sensibilidad, la
descripción objetiva" (Ennemie de l'enseignement, la déclamation, la fausse
sensibilité, la description objective). La poesía simbólica investiga para
una forma sensitiva" (la poésie symbolique cherche à vêtir l'Idée d'une
forme sensible). La literatura simbolista posee intenciones metafísicas,
intenta utilizar el lenguaje literario como instrumento cognoscitivo, por
lo cual se encuentra impregnada de misterio y misticismo. Intentaba
encontrar lo que Charles Baudelaire, gran poeta de este movimiento,
denominó "correspondencias", las secretas afinidades entre el mundo
sensible y el mundo espiritual. Para ello utilizaban determinados
mecanismos estéticos, como la sinestesia.


Estilo simbolista
Paralelamente a la preocupación del impresionismo por la pintura al aire
libre contra el academicismo oficial y a los intentos de construcción
científica de la pintura por el llamado puntillismo, se desarrolla una
nueva concepción sobre la función y objeto de la pintura. Los simbolistas -
cuyos precedentes se encuentran en William Blake, los nazarenos y los
prerrafaelitas - propugnan una pintura de contenido poético.


El movimiento simbolista reacciona contra los valores del materialismo y
del pragmatismo de la sociedad industrial, reivindicando la búsqueda
interior y la verdad universal y para ello se sirven de los sueños que
gracias a Freud ya no se conciben únicamente como imágenes irreales, sino
como un medio de expresión de la realidad.


El Simbolismo no pudo desarrollarse mediante un estilo unitario; por eso,
se hace muy difícil definirlo de forma general. Es más bien un conglomerado
de encuentros pictóricos individuales.


Necesitó desde un principio de un idioma pictórico abstractivo. En
consecuencia, los pintores hicieron uso de un vocabulario de formas lineal
y ornamental y de una composición del cuadro antinaturalista. Son
especialmente estos elementos abstractivos y acentuados en la linealidad,
así como las relaciones composicionales inmanentes al cuadro, los que hacen
del Simbolismo el precursor del tan cercano Modernismo. En Gustave Moreau
existe una visión particular sobre la belleza, el amor y la muerte. Pierre
Puvis de Chavannes parece perpetuar la claridad y el rigor compositivo del
clasicismo combinado con colores planos y claros. Sus obras parecen vacías
de movimiento y de luz. Odilon Redon encamina sus esfuerzos hacia la
representación de ideas, de tal manera que su obra se aproxima a lo que más
tarde será la estética surrealista.


El Simbolismo es una tendencia que supera nacionalidades, límites
cronológicos y estilos personales. En este cajón de sastre podemos
encontrar figuras tan dispares como Vincent Van Gogh, Paul Gauguin, Gustav
Klimt, Edvard Munch, etc. Para complicar más la cuestión, el Simbolismo
derivará en una aplicación bella y cotidiana de honda raigambre en el arte
europeo de fines del siglo XIX y principios del XX: el Art Nouveau. El
Simbolismo pretende restaurar significado al arte, que había quedado
desprovisto de éste con la revolución impresionista. Mientras que otros
neoimpresionistas se inclinan por ramas científicas o políticas, el
Simbolismo se decanta hacia una espiritualidad frecuentemente cercana a
posiciones religiosas y místicas. La fantasía, la intimidad, la
subjetividad exaltada sustituyen la pretenciosa objetividad de
impresionistas y neo-impresionistas. Continúan con la intención romántica
de expresar a través del color, y no quedarse solamente en la
interpretación. Ahí encontramos el nexo de unión con el resto de neo-
impresionistas, puesto que las teorías del color local y los efectos
derivados de las yuxtaposiciones de primarios, complementarios, etc., les
resultarán muy útiles a la hora de componer sus imágenes, muy emotivas,
como en la casi violenta visión de la pasión amorosa que Klimt ofrece en su
Dánae. Los simbolistas encontraron un apoyo paralelo en los escritores:
Charles Baudelaire, Jean Moréas, en contra del naturalismo descarnado de
Zola. En cuanto a la escultura, Rodin fue el más cercano a sus
planteamientos, y pese a todo, íntimamente ligado a los presupuestos del
gran escultor impresionista Edgar Degas. Muy cercana a los planteamientos
del Simbolismo, en cuyo seno se inscribe, se sitúa la Escuela de Pont-Aven,
una de las primeras en definirse como tal. Pont-Aven es una pequeña
localidad rural de la Bretaña francesa, a donde se dirigió en 1886 un grupo
de pintores neo-impresionistas. El primero de todos fue Émile Bernard, que
trataba de recuperar la integridad de lo rústico, de lo arcaico, en una
región totalmente ajena a los avances de la vida moderna. Bernard cultivó
un estilo muy personal de colores planos, perfectamente delimitados en
contornos silueteados. conocidas y por otro que no fuesen únicas, sino que
se imprimían y repetían, dando a la obra de arte una nueva dimensión.


El Simbolismo posee una estética académica, y se presta más a las
realizaciones escultóricas de vanguardia. Junto con Rodin destacan Aristide
Maillol (1861-1944), que es el gran maestro de la escultura simbolista. La
noche, Isla de Francia, Flores en la pradera, Venus, Flora, El río. También
destacan Adolf von Hildebrand, Estatua ecuestre del príncipe regente,
Medardo Rosso, Niño enfermo, Cabeza de niño, Emile-Antoine Bourdelle,
Hércules arquero.
=vanguardias=
El término vanguardias surge en Francia durante los años de la Primera Guerra [1914-1917]. Su origen está precisamente en el vocablo francés avant-garde, término de origen militar y político, que venía a reflejar el espíritu de lucha, de combate y de confrontación que el nuevo arte del siglo oponía frente al llamado arte decimonónico o académico.
Desde el principio, el arte vanguardista adquiere una impronta provocadora contra lo antiguo, lo naturalista o lo que se relacionara con el arte burgués. No será causalidad que todas las primeras manifestaciones de estos vanguardismos estén repletos de actos y gestos de impacto social, como expresión de un profundo rechazo a la llamada cultura burguesa. La Primera Guerra, como expresión del afán imperialista y del profundo fracaso de esa burguesía por conseguir la paz, será el período en que, junto a actitudes diversas de rechazo a la guerra, afloren todas estas manifestaciones artísticas extraordinarias con una versatilidad y agilidad desconocidas hasta entonces. Los llamados ismos se sucederán uno tras otro.
No es ninguna casualidad que el surgimiento de los vanguardismos artísticos y literarios esté relacionado íntimamente con el periodo de mayor intensidad social, ideológica, en definitiva histórica, del siglo XX: el periodo que va desde la Primera guerra del 14 al inicio de la Segunda en 1939. En esos 15 ó 20 años cuajan las experiencias del nuevo arte: unas pasarán rápidamente, otras quedarán incorporadas al arte para siempre,  pero la revolución de las formas y de los contenidos se producirá, sin duda, a partir de aquellas vanguardias de los años 20.